miércoles, febrero 22, 2006

Tematizar la investigación bibliotecológica: Conclusiones

La biblioteca ha sido siempre un lugar en el que subyacen saberes y poderes en disputa, pero el sistema actual la ha convertido en un simulacro de organización empresarial que le hace perder el sentido y la legitimidad social. Sin embargo, el otro sentido que es necesario rescatar, es el de la biblioteca que juega un papel central en la formación de audiencias críticas, en el uso social del conocimiento y en los procesos educativos, culturales y políticos del país.

Si la Bibliotecología no es una ciencia, no tiene que preocuparse por la demostración ni por la explicación, sino por la comprensión de la situación sociocultural en la que interviene y por la consistencia de su acción estratégica en relación interdependiente con las colectividades que reclaman sus prácticas específicas. De esta manera, cobran sentido los aportes que las ciencias de la discusión y el pensamiento latinoamericano progresista pueden hacerle a la construcción de una teoría de la Bibliotecología que oriente sus prácticas en el contexto sociocultural y político latinoamericano.

La Bibliotecología, en tanto que disciplina que encaja dentro del amplio campo de las ciencias sociales, ha de esforzarse en orientar sus prácticas desde una teoría en la que se piense pluralmente las realidades nacional, regional y planetaria, y se comprendan las diversas dimensiones que integran dichas realidades. Y en ese ejercicio de reflexión y comprensión que ha de traducirse en una cartografía sumamente compleja del papel de la biblioteca en un contexto específico, parece inevitable que lo político, la cultura política, junto a la cultura educativa y la gestión sociocultural, han de ser predominantes por cuanto se relacionan y determinan, en esencia, el accionar de bibliotecarios y el papel de las bibliotecas.

El saber bibliotecológico consiste en la comprensión fenomenológica-hermenéutica de los circuitos intersubjetivos mediante los cuales se construyen conocimientos sobre y para las prácticas bibliotecarias. En este sentido, es un saber que nos ubica en el contexto de las vivencias del mundo bibliotecario, en las que se interrelacionan la comunidad de usuarios lectores con el bibliotecario, y éstos con las estructuras que constituyen la biblioteca.

Podemos hablar, en vez de una epistemología de la Bibliotecología fundamentada en la lógica científica, de un discurso bibliotecológico que racionaliza la experiencia de las prácticas bibliotecarias. En consecuencia, habrá que elaborar y desarrollar el campo intelectual de la Bibliotecología a partir de los aportes de las ciencias sociales, de la filosofía, las ciencias de la comunicación, de la sociología de la tecnología y de las ciencias de la información. La pregunta que se plantea aquí es: ¿Cómo elaborar un discurso que caracterice la tipicidad de lo bibliotecológico?

Otras preguntas de investigación que pueden abordarse desde los enfoques fenomenológico y hermenéutico, son: ¿Cómo describir y caracterizar el mundo de la biblioteca? ¿Cómo reconstruir las relaciones entre el mundo de la vida tecnologizado y el mundo de la biblioteca? ¿Qué discurso bibliotecológico puede dar cuenta de la comprensión del problema de la identidad cultural en relación con los procesos de informatización de las sociedades? ¿Cómo orientar las prácticas bibliotecarias en concordancia con el mundo de la vida de nuestro contexto sociocultural colombiano o latinoamericano? ¿Qué puede contener un discurso bibliotecológico sobre los problemas, límites, alcances y posibilidades de las tecnologías de la información y la comunicación como estructura del mundo de la biblioteca?

En la perspectiva fenomenológica, la investigación cualitativa se orienta por la tematización (dirigir la atención a algo) y recurre a la subjetividad dadora de sentido. La investigación cualitativa bibliotecológica, nos permite explicitar y comprender los contornos y los trayectos de la dinámica bibliotecaria en nuestro contexto, para ampliar el horizonte discursivo y proyectarlo hacia la superación de la inercia masificada gracias al poder de los medios de comunicación multimedial, o para superar, en el peor de los casos, las imposiciones de la cultura hegemónica y del pensamiento único, y en última instancia, para proponer y construir un campo de prácticas intelectuales en correspondencia con el pensamiento latinoamericano.

La actividad de conocer, es decir, las prácticas intelectuales de producción de conocimiento bibliotecológico, no sólo incrementan las posibilidades de intervenir y transformar el contexto sociocultural, sino que implican tener claramente establecida la finalidad de tal conocimiento, la intencionalidad a partir de la cual se produce y la responsabilidad de tomar posición política en una realidad social específica en la que han de ejercerse las prácticas intelectuales y bibliotecarias.



BIBLIOGRAFÍA

QUINTERO CASTRO, Natalia; QUIROZ PÉREZ, Angela María; VASQUEZ Q., Nartyjulieth; LOPERA L., Hernando. Objeto de estudio para una bibliotecología orientada al contexto sociocultural colombiano: propuesta abierta al debate.

VARGAS GUILLÉN, Germán. Filosofía, pedagogía, tecnología: investigaciones de epistemología de la pedagogía y filosofía de la educación. 2ª ed. Bogotá: Alejandría Libros, 2003; p. 103-104

martes, febrero 14, 2006

Tematizar la investigación bibliotecológica: V. La tematización de las prácticas bibliotecarias

La Bibliotecología, en tanto que práctica social, ha de ser pensada en contexto social, es decir, desde una situación social localizada y específica, constituida por un marco de valores, representaciones simbólicas, mentalidades, cosmovisiones, esto es, el ámbito de una realidad compleja en construcción dinámica y permanente y, sin embargo, dotada de una identidad sobre la cual se establecen las relaciones comunitarias e intersubjetivas.

Las prácticas bibliotecarias contribuyen significativamente a la realización del sentido de humanidad en las comunidades, es decir, hacen parte de las prácticas socioculturales que históricamente posibilitan que se habite humanamente el mundo.

Éstas prácticas bibliotecarias exigen la toma de posición política en los contextos específicos de acción, pero para esto se ha tomar conciencia de la necesaria interdependencia con todas las esferas del saber, con otras prácticas sociales, con los valores que determinan una época y con las situaciones políticas que enmarcan la lucha por el poder.

La teoría bibliotecológica sólo tiene sentido en las prácticas bibliotecarias y éstas son validadas y legitimadas por las comunidades de lectores, es decir, por quienes hacen parte de la vida comunitaria, intersubjetiva y comunicativa. Porque en última instancia la Bibliotecología como una localidad de saber, como un conocimiento disciplinar, tiene que contribuir con sus prácticas a una efectiva realización del ser humano, a potenciar la vida de la comunidad, a posibilitar una vida satisfactoria desde el papel específico que la sociedad le ha encargado.

Si las prácticas bibliotecarias se diseñan a partir del saber bibliotecológico, la construcción de este saber parte del conocimiento de la tradición cultural en el sentido hermenéutico, es decir, desde la comprensión del contexto sociocultural y político, desde el reconocimiento de los ideales y proyectos de vida social que los sujetos se han propuesto de forma tácita o explícita, para llegar al consenso intersubjetivo entre los bibliotecarios y de estos con la comunidad de usuarios lectores, en torno a las acciones y al papel cultural que ha de desempeñar la biblioteca en su contexto.

Respecto a la finalidad a que se orientan las prácticas bibliotecarias, podemos afirmar que la comprensión del fenómeno comunicacional que ocurre en el lugar bibliotecario, se dota de sentido en el contexto en el que ha de aplicarse cuando se plantean prácticas alternativas y transformadoras de reproducción y recreación del conocimiento, las cuales se traducen en la formación del pensamiento crítico, autóctono, autónomo y creativo de los sujetos, a fin de posibilitar la intervención de sus problemas y la transformación de la realidad de su vida comunitaria, de manera racional y digna, lo que puede lograrse mediante el consenso intersubjetivo.

Un saber bibliotecólogo válido racionalmente podría llegar a constituirse a partir de la experiencia en la práctica bibliotecaria, de las vivencias que ocurren en la biblioteca, en tanto que se constituye en lugar de encuentro de la intersubjetividad y la interculturalidad, la cual se explicita en la construcción de un discurso que dé cuenta y que justifique estas prácticas mediante la racionalidad dialógica.