martes, septiembre 13, 2005

Tematizar la investigación bibliotecológica (I. La cientificidad de la Bibliotecología)


“Tiene sentido tematizar, dirigir la atención a algo, siempre y cuando se haga presente la intencionalidad de aportar a la construcción de una racionalización de la experiencia, en la cual se constituya una perspectiva sistemática o —por lo menos— rigurosa de socialización de sentidos que se pueden sedimentar y servir de suelo de toda posible praxis comunitaria y comunicativa”.
Germán Vargas Guillén
[1]



INTRODUCCIÓN

Se exponen los asuntos centrales que hacen parte de un ejercicio de tematización, elaboración crítica y sistemática, de la Bibliotecología, desde el enfoque de la fenomenología en los términos planteados por Germán Vargas Guillén. Se proponen como temas a desarrollar en una investigación teórica desde esta perspectiva filosófica la cientificidad de la Bibliotecología, el objeto de conocimiento de la Bibliotecología, la información como tema/problema, el papel de la biblioteca como institución social y la tematización de las prácticas bibliotecarias.


LA CIENTIFICIDAD DE LA BIBLIOTECOLOGÍA

Para comenzar a plantear una crítica a la intencionalidad de sustentar el carácter científico de la Bibliotecología, vamos a partir del análisis de las condiciones epistemológicas de una ciencia.

Los cinco criterios epistemológicos que le dan el estatus a una ciencia son: objeto, método, validez, historicidad y enseñabilidad.

La epistemología, según Piaget, se encarga de buscarle respuestas a cinco preguntas disciplinares fundamentales
[2]:
Qué objeto de estudio tiene una disciplina y cómo lo delimitan sus diversas tendencias
Qué métodos se utilizan para estudiarlo, según las tendencias
Qué procesos de validación social se requieren para contextualizar los desarrollos disciplinares
Cuál es la historicidad de la disciplina
Cómo es su enseñabilidad

La pregunta que cabe plantearse en principio es: ¿Qué tanto se cumplen estos criterios por la Bibliotecología?

La tesis inicial que aquí se plantea es que la Bibliotecología no es en sentido estricto una ciencia, sino una disciplina compuesta por una teoría, un conjunto de conocimientos técnicos organizados de tal manera que posibilitan su enseñabilidad, y una práctica sociocultural que está relacionada con la transmisión del conocimiento registrado con un propósito bien definido: la inclusión social de los sujetos y la formación de estos en los valores éticos, estéticos y políticos determinados por el sistema social.

La afirmación de que la Bibliotecología no es una ciencia nos remite, sin embargo, a los criterios de cientificidad y a una revisión de la teoría de la Bibliotecología a la luz de estos, para tratar de identificar las limitaciones y los alcances de ésta. Posteriormente, sería necesario ubicar a la Bibliotecología como disciplina y como práctica social, para entonces intentar plantear sus nociones, categorías, conceptos y tesis fundamentales, sus principios, finalidades, intencionalidades, orientaciones y tendencias, su caracterización y regularidades, sus problemas propios y sus objetos de conocimiento y de prácticas socioculturales.

Entonces podemos concebir a la Bibliotecología de manera distinta. Podríamos afirmar que la nueva configuración del mundo hace que cambie la disciplina y que las dinámicas sociales obligan a que las prácticas bibliotecarias se recreen y cobren otras dimensiones, o que para estas prácticas se abren otros horizontes de sentido cuando las condiciones socioculturales se ven modificadas drásticamente, en el caso actual, por la globalización y el uso intensivo de las tecnologías de la información y la comunicación.

Además, hemos descubierto desde la postura de las ciencias de la discusión, que si la ciencia positivista reduce la realidad y coloniza el mundo de la vida, entonces no es el modo de construir un conocimiento que pretende comprender nuestra realidad y plantear estrategias de intervención y transformación desde el espacio bibliotecario.

Entonces la Bibliotecología ha de orientar su papel sociocultural y político hacia la comprensión e intervención de las luchas por la preservación de la identidad y la resignificación de las narrativas que dan cuenta de las representaciones colectivas, las luchas por las representaciones culturales emergentes, las luchas por el acceso y el uso del conocimiento para los excluidos, el derecho de los marginados a la deliberación y a la participación en los proyectos que determinan su manera de habitar el mundo.

En vez de encaminarnos por una vía que parece más una fuga, tratando de recopilar los elementos para sustentar la posibilidad de una epistemología cientificista de la Bibliotecología, quizás sea más retador y, por lo mismo, más tortuoso pero más significativo, partir de la hipótesis aparentemente negativa y un tanto pesimista, de que la Bibliotecología no es una ciencia en un sentido estricto. Lo que nos obliga a ubicarnos en un campo de reflexiones más amplio como lo es el de la teoría de la Bibliotecología, sin que se pierda un elevado nivel de rigurosidad, pero desprendiéndonos de la carga (positivista) que supone hablar de una epistemología en sentido estricto. Sin embargo, es imprescindible que para hablar de una teoría de la Bibliotecología haya que recurrir a las ciencias sociales, a la filosofía, a la educación, a la comunicación y a la tecnología.

Se trata de asumir a la Bibliotecología como una localidad de saber cuyos principios lógicos teóricos han cambiado en la misma medida en que las culturas se han transformado. Es necesario desarrollar esta idea porque sobre ella se puede comenzar a definir y construir una lógica que, según el giro filosófico de la época actual, ha de estar enmarcada por una discursividad dialógica o comunicativa y centrada en las situaciones experienciales, es decir, en las situaciones vitales en las que ocurren los fenómenos o circuitos comunicacionales en el lugar bibliotecario. El resultado de la reflexión y argumentación en este campo intelectual es la construcción de un discurso bibliotecológico que sólo es significativo en un contexto dado, puesto que el discurso no sólo está determinado por el lenguaje (el juego del lenguaje) sino por unas situaciones socioculturales y políticas específicas, caracterizadas por unas intencionalidades e intereses que están en juego y en una constante interacción y lucha por imponerse y asumir el poder de la toma de decisiones.

Aún si concebimos a la Bibliotecología como una disciplina, tenemos que verificar y dar cuenta de su rigor, su sistematicidad y sus métodos. Esto supone un alto nivel de racionalidad y de formalización del discurso teórico que explicite y oriente sus prácticas intelectuales y sociales, así como su necesaria enseñabilidad.

Esto obliga a que en la investigación bibliotecológica básica se aborde la investigación cualitativa, centrada en la subjetividad significativa que le da sentido histórico/comunitario y biográfico/individual al fundamento de una construcción teórica. Para lograrlo se recurre a tendencias filosóficas como la fenomenología, la teoría de la acción comunicativa, la teoría de la argumentación y la filosofía del lenguaje, puesto que toda reflexión está afincada en el lenguaje como tema fundamental y en la intersubjetividad vivida como historicidad, cuya esencia es la racionalidad dialógica. El enfoque fenomenológico parte de reconocer la subjetividad que de manera intersubjetiva le da sentido al mundo de la vida y a partir de ésta recrea la realidad.

Si el saber bibliotecológico constituye la fundamentación racional de las prácticas bibliotecarias, la racionalidad dialógica o comunicativa provee las condiciones y criterios para la construcción de tal fundamentación. Por su parte, en la perspectiva fenomenológica el saber bibliotecológico debe objetivarse para que el sentido de las prácticas bibliotecarias tenga validez y permanencia. Esto significa que el mundo de la vida bibliotecario puede llegar a ser racionalizado mediante la declaración de las situaciones en las que los sujetos (bibliotecarios y usuarios lectores) se encuentran interactuando y compartiendo intersubjetivamente, reconociendo los diversos sentidos que se dan a las situaciones de búsqueda, acceso y uso del conocimiento, y desde este punto construyendo las condiciones que posibiliten la vida comunitaria, la transformación de las situaciones de insatisfacción y la recreación de la cultura.

Parafraseando a Vargas Guillén, necesitamos hallar modos de comprensión de lo bibliotecológico, entender las prácticas bibliotecarias en la cotidianidad de la biblioteca, no sólo como fenómeno sociocultural, sino como prácticas de conocimiento entre los actores de la biblioteca. En este sentido hay que hablar de un discurso bibliotecológico que a partir de la explicitación de las razones significativas que mueven a y que justifican las prácticas bibliotecarias en relación con el acceso y la apropiación del conocimiento, las mismas que se rigen por valores tales como la justicia, la equidad, la inclusión social, la solidaridad y la cooperación.
Lo que está por construirse es, pues, una Bibliotecología en tanto que disciplina, y unas prácticas bibliotecarias desde, con y para nosotros mismos, pero a la vez dispuesta a dialogar con las otras esferas del mundo que están ante nosotros y aquí mismo, debido a ese arrollador proyecto de globalización y a las mediaciones tecnológicas.

NOTAS:
[1] VARGAS GUILLÉN, Germán. Filosofía, pedagogía, tecnología: investigaciones de epistemología de la pedagogía y filosofía de la educación. 2ª ed. Bogotá: Alejandría Libros, 2003; p. 103-104
[2] VARGAS GUILLÉN, Germán. Op. Cit. p. 93-94

BIBLIOGRAFÍA:
QUINTERO CASTRO, Natalia; QUIROZ PÉREZ, Angela María; VASQUEZ Q., Nartyjulieth; LOPERA L., Hernando. Objeto de estudio para una bibliotecología orientada al contexto sociocultural colombiano: propuesta abierta al debate.
VARGAS GUILLÉN, Germán. Filosofía, pedagogía, tecnología: investigaciones de epistemología de la pedagogía y filosofía de la educación. 2ª ed. Bogotá: Alejandría Libros, 2003; p. 103-104

1 Comments:

Blogger CRONICAS VALLENATAS said...

HERNANDO:

Igual que CATORCE y BARBOL, me uno a la bienvenida al mundo del blog. Que agradable tener más por leer en Bibliotecología y Ciencia de la Información y la Documentación.

Felicitaciones.

Un abrazo desde la Perla del Otún.

JAIME HUMBERTO MEDINA MEDINA

1:54 p. m.  

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